martes, 15 de abril de 2008

SI QUIERES PUEDES


Una mañana, como una de tantas, el sol aparece por la ventana casi como un intruso que irrumpe sin llamar. Es de esos días que apetece salir a pasear, contemplar todo lo bonito que tienes alrededor y que normalmente no puedes por falta de tiempo. Ese dichoso tiempo que tanto agobia porque aprieta de un lado y otro y no somos capaces de pararlo por un instante, porque la aguja del reloj sigue moviéndose.
A veces, las circunstancias de la vida nos ciegan y no somos capaces de ver nada bueno, porque corremos sin parar. Cuando ocurre algo que nos perturba nuestra tranquilidad, incluso nuestra paz, nos agobiamos y aturdimos de tal manera que creemos ser las personas más desgraciadas del mundo, pero… la realidad es que si supiésemos cambiar nuestra mirada seríamos capaces de ver que no es así.

Por supuesto, todo lo que vivimos en la propia persona es importante porque es nuestro y llega a la vida, no te pasa por el lado sino que permanece cerca, por ello tiene un valor que el otro no puede entender ya que no lo experimenta. Cada uno vivimos experiencias únicas, y lo que podemos hacer es intentar comprender lo que está viviendo la otra persona.
El otro día hablaba con un amigo que hacía tiempo que no veía, después de un rato me compartió su alegría de ser padre, pero a su vez la tristeza por una salud débil que estaba en la cuerda floja. Todo lo veía desde la perspectiva de la oportunidad, de todo el tiempo que Dios le regalaba para estar con su hija, verla crecer…
La fuerza, la motivación y la fe en Dios que ha tenido, le ha ayudado no sólo a superar su enfermedad, sino a ser más consciente de lo que tiene y de cómo lo quiere vivir.

Si queremos, podemos… es cierto, por eso en la medida que nos olvidemos de nosotros mismos podremos tomar impulso y luchar por lo que deseamos, por lo que realmente merece la pena, y dejaremos a un lado aquello que creemos imprescindible y que no es nada más que algo vacío.

Procuremos que sean muchos los días que encontremos con sol, abramos la ventana de nuestra vida y miremos hacia lo importante. Que sea Dios el protagonista y que aprendamos a tener una mirada limpia en la que sólo quepa la verdad y la alegría.

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