lunes, 5 de febrero de 2007


Para un nuevo año
La llegada de un nuevo año siempre es motivo de reflexión. Unos lo confiesan, y otros, no; pero generalmente todas las personas hacemos un resumen de los éxitos y fracasos que hemos tenido durante los doce meses que están por concluir.
Para los pesimistas, la vida se les vuelve un cúmulo de desgracias; la cuenta es regresiva, las dificultades los aplastan, y se lamentan porque otro año terminó, están más viejos y no alcanzaron lo que se propusieron.
Afortunadamente, para la mayoría de las personas, cada 31 de diciembre es una victoria y un reto. Los que llegan vivos a esa fecha, deben mirar la vida con gratitud, con fe y optimismo, y trazarse metas superiores en el orden individual y social que los haga mejores y más preparados para enfrentar la maravillosa aventura que es la vida.
Para iniciar un año próspero y feliz no es necesario contar con abundantes recursos materiales y un bolsillo bien abultado, basta con sentirse la persona más dichosa del mundo por lo que tiene, no el más desdichado por lo que le falta.
Trate de ser mejor con su familia, con sus vecinos, en el trabajo y en cada una de los planes que vaya a ejecutar, sin dañar a nadie. La nobleza en los sentimientos y en las acciones engrandece al hombre.
De todos los refranes conocidos, hay uno que no comparto, aquel que dice que cualquier tiempo pasado fue mejor. No es bueno vivir añorando el pasado ni las glorias del ayer. Cualquier tiempo por vivir será mejor, si lo hacemos desde la perspectiva optimista de que cada diciembre no es el final de un año, sino el comienzo de otro que la vida nos regala.
¡ FELIZ AÑO 2007 ¡

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